29.1.06

ESPACIO, EL SUEÑO DE LA MATERIA

"Nada y así sea", duro y demoledor libro de Oriana Fallachi, muestra el caos del hombre en una época, tan sólo hace unas décadas, y aunque para algunos ya es del pasado siglo, no se halla tan lejos de nuestra realidad.

Pero del caos interior o exterior surge la creación. Sea humana o divina, las referencias al inicio del cosmos en todas las culturas se aproximan, en el principio era la nada y de allí surgió el cosmos. Así del vacío, de la nada surge la materia, y el hombre primero la capta, la aprecia, la valora y luego la transforma para volver a representar su inicio. El vacío, la nada que atrae e inquieta.

La escultura desde sus orígenes se debate entre esas dos posturas crear y recrear, transformar buscando ese inicio-fin, creación-destrucción de la materia y de todo ser vivo que la consume y la genera.

De ello no se escapa Giuseppe Strano que se deja empapar por esta contradicción creativa, obsesiva búsqueda del dolor que le atrapa hacia lo oscuro, el negro, la muerte y la pugna constante por la vida, la sangre, los destellos de luz del naranja y sus matices dorados de resina solar, que le alejen de las sombras y sus espectros.

Nada entonces queda al azar, pues definimos la pieza según los personales códigos de cada uno; las asociaciones culturales, existenciales, psicológicas, las fobias y las filias salen de las cavernas haciendo que amemos u odiemos o; simplemente despreciamos lo que vemos. Pero también la forma, la materia renace sólo al ver, tocar, sentir, dejarse llevar por las sensaciones primarias, sin referencias culturales añadidas que, a veces, sólo edulcoran artificialmente la realidad.
Strano con su escultura no deja indiferente, nos provoca con sus preguntas; articuladas en formas, en espacio, en lo que llena o lo que vacía. A veces incluso con la sombra que proyecta, en el suelo o en las paredes, esa sombra persistente que siempre nos persigue, que sigue inseparable nuestros pasos; que, sombra al cabo es representación plana gracias a la luz, que al ser su inversa le da equilibrio y sentido existencial.

Disquisiciones particulares, y por ende universales, sobre las dudas metafísicas de la materia, la vida, la muerte, el conocimiento. Un tanto nihilista a veces, sin embargo aferra su mano a la materia de la vida, sin romper el nudo vital, que lleva a la desesperación y a la destrucción.
Cercano al zen pero sin la quietud y el equilibrio estático que ello supone, sus esculturas, sus instalaciones son más telúricas, más sísmicas. Oscilan, se mueven por dentro de sus propias preguntas. No llevan a la sedación, al nirvana sino a la inquietud que propicia el cambio, la revulsión.

Su recorrido vital ha tenido encuentros, juegos de seducción con el teatro, con la literatura. Nada es ajeno a su curiosidad y su búsqueda. Constructor de sueños propios y ajenos; articulando en ellos encuentros, montajes, que posibiliten la cristalización de otros creadores acercándoles en el tiempo y en el espacio, confluyendo con ellos en un punto común: la generosidad abierta del creador sin límites.

Desde el inicio de su trayectoria trabajó e investigó con los metales, coqueteó con lo figurativo y el bronce en piezas breves de grácil resolución formal, para evolucionar hacia la heterodoxia y la búsqueda, que es el reto de todo creador. Y facilita que, una vez ha encontrado su camino, evite convertirse en un clónico de si mismo, repitiendo su obra de manera seriada hasta el infinito. Éste afortunadamente no es el caso, la vida cambia y la obra también, lo que es por otro lado señal de evolución y de compromiso vital con lo que le rodea.

La palabra proyectada en la materia la completa, la redondea, aunque poniéndole límites y dirigiendo la mirada, la encauza, le da un sentido para que no se desboque y anegue al espectador.
El autor crea también la obra dirigiendo la mirada, en un ángulo, en una dirección concreta, en la que previamente ha mirado, ha dispuesto la materia y el espacio en que vacío o lleno la construye y la completa al contemplarla en el lugar y dirección adecuada.
Ejercicio importante en la escultura dónde el vacío cuenta tanto como el espacio ocupado y la conjunción de los dos articula la palabra misterio, atrapando al que lo percibe.

Los materiales que emplea, en su ejercicio de hacer soñar la materia, son variados y heterodoxos, cualquier elemento sirve si es adecuado para el ojo y la sensibilidad del que lo encuentra. El alabastro y la transparencia de la luz en sus texturas fibrosas, la solar resina que destella transparente, traslúcida u opaca la luz anaranjada de la vida.
El sempiterno negro en la madera, en la laca, en la pintura, ese agujero negro que lo capta y lo absorbe todo. Todos los colores caen en él y lo hacen pesado y profundo hasta tocar el subconsciente; para dar un talonazo al tocar fondo y volver con fuerza a la superficie, recordando a Valery, y su poema Semiramis la pugna entre la tiranía y el amor a lo bello; y respirar de nuevo intensamente el rojo y su efusión vital.

Strano, mediterráneo a ultranza muestra la pasión y la tragedia griega sin miedo al grito y a la descompostura, al esperpento, al luto y al desasosiego sin perder la risa y el horizonte de la locura.
El Minotauro y su laberinto, círculos de colores que se prolongan y se cierran en sí mismos. En Creta, en Sicilia o en cualquier isla, que supone el ser humano; múltiple en sus obras, pero aislado en el mar de su mente. Lleno de luz y de sombra, de alegría vital y de tristeza profunda por lo que fue y no será. Y la suprema calma, la paz infinita, cuando la idea tras el parto brota a borbotones en las manos, materia, forma o cadencia de la nada.

La reflexión , lo que es y lo que nos parece, centra el título de la exposición. Lanza, certero reto, al espectador que, como en todo acto estético, completa la obra cerrándola en su contenido formal, dotándola de personal interpretación y sentido. De la mano de Pirandello empieza la farsa: Así es , así os parece...

Se alza el telón, pasen y vean...

©Ángela Ibáñez

ESPACIO, EL SUEÑO DE LA MATERIA
Texto para el catálogo Así es... si así os parece
Casa de los Morlanes.
Edita Ayuntamiento de Zaragoza
25 Marzo/4 Mayo 2003

1 comentario:

Miguel dijo...

Como es posible la existencia de una sombra si lo que nosotros llamamos particulas estan copuestas por hilos de cuertas infinitamente pequeñas como es posible que la luze no pueda atravesarlos.