1.7.06

AZUCAR, EL DULCE SUEÑO DE LA ESCULTURA



El acercarse al dulce el día de los muertos es una manera golosa de celebrar la vida, el acercarse a la escultura con el azúcar es acercarse al arte como celebración gozosa de los sentidos.
La fragilidad y la utilidad del arte, se come, se quema, se transforma, los rituales arcaicos y primitivos que recuerdan las fuerzas ocultas de la vida.
Se transforma y vuelve a su origen, se cierra el ciclo con la muerte y vuelve a la materia de nuevo, a la celebración de la vida.
La escultura , el espacio atrapado para trascender a través de la forma y permanecer en el tiempo, se convierte gracias al azúcar en la fragilidad del momento, en la ceremonia de lo golosamente efímero. La filosofía del placer mezclando los sentidos, la vista, el tacto, el gusto, el olfato en algo tan sencillo como la forma y el azúcar.

Una expresión artística que, dicho sea de paso, se remonta a la época de Leonardo da Vinci, cuando este genio italiano se desempeñaba como jefe de cocina del Palacio Sforza, en Milán. Tal era el grado de su perfección que mandó contratar reposteros con nociones de ingeniería, para que lo ayudaran en la edificación de sus obras de azúcar para el palacio y cuyos bocetos aún se conservan.
En su libro, Notas de Cocina , se cuenta una curiosa anécdota del maestro. Deseoso de impresionar a su señor, Ludovico Sforza, ideó para una de sus fiestas, que todo fuera de azúcar: sillas, mesas e incluso adornos. Se dejó todo terminado la noche previa al evento, pero no se contó con un pequeño detalle, las ratas que abundaban en la ciudad y que no dejaron prácticamente nada de aquel elaborado trabajo para la mañana siguiente.

No se sabe a ciencia cierta el origen del azúcar, la mayoría de los investigadores coinciden en que fue en la India, y unos pocos dicen China o la Polinesia; los que apoyan la teoría hindú se basan en que tanto el latín sacharum, como el griego sakkaron, provienen del sánscrito sarkara, lo que confirmaría su procedencia bengalí.

En el siglo VII, los árabes invaden Persia y descubren la caña de azúcar. Dan un impulso al cultivo e instalan plantaciones y azucareras alrededor del Mar Mediterráneo ( Creta , Chipre, Sicilia, España ).
En el siglo X, llegan a un acuerdo con Venecia que se convierte en la capital del azúcar y lo distribuye por toda Europa. Estos reyes del azúcar son más ricos que los reyes de derecho divino y en toda Europa, se cobran impuestos por su tráfico
Durante el siglo XV los españoles lo llevaron Canarias y los portugueses en Madeira, Es en 1506, cuando se planta en América en la isla La Hispaniola

El azúcar, las confituras y los dulces son los manjares de los reyes y de la élite. El colmo del refinamiento es decorar las mesas de los banquetes con esculturas de azúcar.
Venecia acogió a Enrique III, hijo de Catalina de Médicis, elegido rey en Polonia, con un banquete de tres mil cubiertos y hecho todo con azúcar: manteles, servilletas, platos, cuchillos, tenedores de dos dientes ...
Nostradasmus, médico y experto en profecías varias, astrólogo oficial de la corte de Carlos IX , se hizo construir una estatua de azúcar de tamaño natural, y se fue auto deglutiendo acompañado de sociedad cosmopolita de la época. Desde ese momento los pasteleros no dieron abasto con el pedido de las esculturas de encargo, se realizaban utilizando métodos de los maestros vidrieros: soplaban el azúcar como si fuese vidrio. Aprovechando la demanda ciertos artesanos de Murano, capital de la cristalería artística, empezaron a fabricar grandes lámparas de azúcar hilado

En América estas tradiciones se han convertido en un arte , Guatemala, Colombia, pero donde mas fama han alcanzado es en Méjico. El Día de los Muertos es para los mejicanos una fiesta muy especial, en los altares que preparan en sus hogares suelen ofrendar a los espíritus que vendrán de visita, entre otras cosas, deliciosas calaveras de azúcar. Es una costumbre obsequiarlas a los amigos y vecinos que todavía pueden saborearlas, cada una tiene el nombre del destinatario, adornadas con papeles multicolores, y su tamaño dependerá de la edad , pero las miniaturas son las más apreciadas.

Esta tradición tiene orígenes prehispánicos .Se realizaba una ofrenda similar a la actual el día de muertos a la diosa Cihuapipiltin, para evitar que las mujeres que morían del primer parto y su espíritus volvieran por el aire produciendo enfermedades a los niños. Las ofrendas consistían en "panes" de diversas figuras como mariposas o rayos (Xonicuille) hechos a base de amaranto y pan ázimo que era un pan de maíz seco y tostado . Esto fue evolucionando con la incorporación del azúcar en los panes y huesos de muertos que en la actualidad se convierten en un colorista y alegre encuentro de los vivos con sus muertos gracias a las esculturas de dulce y azúcar.


Uno de los tabúes, el fagocitarse a si mismo, el comerse la propia esencia, como muchos pueblos primitivos siguen creyendo, se realiza en el acto de comerse la propia obra, la propia creación que es parte del yo más íntimo del ser humano, la obra, la escultura creada, es el hijo que se digiere para formar parte de nuevo de la materia que lo genera, una creación en miniatura, un acto de la creación a escala personal. La costilla que sale de uno mismo, de su propia mano, se come de nuevo para revertir en su propio ser y generar otra creación y reinventarse.

Desde América volvemos a Sicilia, dónde la tradición mantiene viva a lo largo de los siglos la elaboración de figuras y dulces para el día de Todos los Santos. Y precisamente la idea de Caltanissetta de aunar la tradición del azúcar con la escultura más moderna que hoy celebramos como algo innovador y que merece todo el apoyo y difusión.


©Ángela Ibáñez
AZUCAR, EL DULCE SUEÑO DE LA ESCULTURA
Texto para el simposium S-culture di zucchero/Escultura en Azucar
y el catálogo de su exposición.
Comune di Caltanissetta. Sicilia. Italia.
30 de Octubre al 10 de Noviembre 2004

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